Venimos dando vueltas sobre el concepto desde hace bastante, y la verdad no nos molesta para nada repetir. La centralización y estandarización combinadas con la masividad es una de las principales brechas de inseguridad del mundo. ¿Por qué? Porque basta lograr un ataque exitoso en un sólo punto como para poder dominar una importante porción del sistema, en casos como el de hoy, de WhatsApp, algo no menor teniendo en cuenta que es la aplicación de mensajería más utilizada del globo, por lo que si queremos acceso a todas las cuentas del mundo, basta con desarrollar las técnicas apropiadas, aunque lo más probable es que podamos atacar una versión de la aplicación.
La app de mensajería instantánea más difundida habitualmente se ve envuelta en polémicas. Dos grandes han sido su seguridad y privacidad, ya que ha tenido grandes agujeros en la primera y colabora con Facebook (que es propiedad de la misma corporación que WhatsApp), por lo que hablar de privacidad es un eufemismo. Pero además de los posibles ataques de personas con conocimientos técnicos avanzados y corporaciones de trata digital de personas, están las personas lo suficientemente mediocres como para querer espiar a amigas, familiares, parejas y afines.
Espiar WhatsApp es una de las búsquedas más habituales y existe una gran diversidad de formas de hacerlo, muchas muy económicas. Se trata de una app donde volcamos el costado más íntimo de nuestras vidas, por lo que a la hora de encontrar algún dato -y en lugar de hablar, como cualquier persona adulta- es uno de los primeros lugares en donde hurga este tipo de gente que, vaya a saber una por qué, no confía en su pareja y hasta viola perversamente su intimidad, pero sigue estando con ella.
La forma más fácil de acceder a las conversaciones de otra persona es con WhatsApp Web. Hace poco, producto del nivel de exposición en que nos deja esta función, la gente de la corporación del teléfono verde incluyó una notificación cuando la app es accedida por esa vía desde otra parte. Esta app no dispone de versión completa para computadoras de escritorio, sino que apuesta por una suerte de reflexión de lo que tenés en el teléfono, que luego de un inicio de sesión seguirá comunicado con la computadora, por lo que basta con emparejar tu teléfono con un navegador para que la sesión se comparta entre ambos (y en esa sesión toda tu información).
Cualquiera que tenga acceso al teléfono de la víctima podrá acceder a sus contenidos de WhatsApp, basta con registrar la cuenta en WhatsApp Web. Este proceso lleva… no más de 10 segundos y alcanza con que la víctima se ausente unos segundos para que quien quiera espiarla abra una pestaña, empareje el teléfono, accediendo al QR de la cuenta. Este es un gran problema de privacidad. La app avisa cuando se se usa activamente la sesión, pero la notificación desaparece en el momento en que la otra persona deja de leer los mensajes. En este momento la sesión sigue abierta. Por este motivo conviene poner el máximo número de impedimentos para que nadie pueda leer nuestros mensajes.
Lo primero que tenemos que hacer es que un despiste no signifique perder nuestra privacidad. Lo primero será evitar estos despistes y no dejar el teléfono a disposición de personas que NO queremos que se introduzcan en nuestra intimidad. Es importante configurar una pantalla de bloqueo y otras alternativas como huellas digitales o pines de seguridad. Otro punto importante es NO darle a nadie tu contraseña, salvo que no te importe tu privacidad. Además de esto podés activar la verificación en dos pasos para el acceso a WhatsApp. Así, la app te va a pedir con relativa frecuencia una contraseña para acceder a las conversaciones, aunque esto no impide el acceso porque no siempre te pide la contraseña, pero es un punto más en nuestro favor.
El punto final es comprobar qué máquinas están registradas en WhatsApp Web, para esto tenés que ir a ajustes->WhatsApp Web y ver la lista de sesiones abiertas, ante la duda, cerralas todas. Realizar este tipo de actividades con frecuencia redundará en una mayor seguridad para tu teléfono.
¡A divertirse!
