Aquí hablamos mucho de libertad. Pero realmente nos cuestionamos si las prácticas que impulsamos lo son. Siendo sincera, a mi lo que más me importa no es la libertad del software sino la de la sociedad. De nada sirve que el 100% del software del mundo sea libre si no puede disfrutarse de esa libertad de manera efectiva. Y en ese sentido intentamos también superar los problemas que tienen la autogestión, la comercialización de un espacio como este y las prácticas periodísticas. Esto es así porque sinceramente escribimos para que vos nos leas y si bien no nos interesa ser demagogas y escribir algo sólo porque vos querés leerlo, sí nos interesa que te interese, y buscamos interesarte al mismo tiempo en que nos fijamos también en que nosotras queramos escribirlo. Y en medio está la realidad de los medios de comunicación. Que somos uno.
Muchas veces nos preguntamos si será mejor comenzar a publicar notas de otros sitios para poder proveerte de mayor información, dado que somos muy pocas las que estamos participando en este momento de Tribuna Hacker y se nos pasan muchas noticias. Pero en otros momentos nos preguntamos si valdrá o no la pena publicar algo como lo de hoy. Porque es sólo una imagen, o tal vez porque sabemos al momento de publicarla que otro medio ya la ha publicado. No nos interesa la exclusividad, pero creemos que si ya leíste algo en otro lado, no te va a interesar leerlo aquí. En lo personal creo que todas estas palabras muestran que hay una tensión entre la libertad y su ejercicio, que no alcanza con la independencia que tenemos aquí, no alcanza con la autogestión, porque son meras posibilidades, además, hay que permitirse el ejercicio de la libertad a costa de los propios prejuicios. Y hoy hacemos eso y te invitamos a jugar con tu cerebro, sin importar ninguno de los prejuicios periodísticos, políticos, editoriales, y otras concepciones que se pueden tener. Simplemente te decimos lo anterior y te invitamos a jugar con tu cerebro.
Se trata de otro de los efectos sensoriales más interesantes con que me he topado. ¿Alguna vez viste cómo las ruedas de un auto en movimiento giraban lentamente y en sentido contrario al que avanzaba el vehículo? Tal vez esto tenga que ver con eso. Se trata de un simple tren subterráneo en el túnel circulando junto al andén. Una imagen bastante común. El asunto aquí es que podés controlarla con el cerebro y con sólo pensar podés decidir si el tren va hacia adelante o hacia atrás.
Probá, divertite, jugá, zambullite en la locura de engañar a tu cerebro simplemente jugando con tus ojos. ¿Qué mayor libertad que la de dominar cómo interpretamos el mundo? El desafío es controlar totalmente a voluntad esta imagen. Contanos cómo la pasaste.