Últimamente he recibido varias consultas a mi prefil de Facebook, las leo tarde por cuestiones simples: solo entro una vez cada quince días para ver si recibí algún mensaje de mis hijas con eso que ahora tocamos un botón ponemos el pass y todo se hace automático cada vez que quiero linkear algo a alguna red lo hago sin necesidad de entrar a ellas. Pero me pareció interesante la pregunta para compartirla aquí.
– ¿Es más seguro el software libre, que el software privativo, para resguardar nuestra privacidad?
Voy a desglosar la respuesta en partes para poder reflexionarla mejor. Primero debemos entender algo que ya hemos dicho en este diario varias veces: que la seguridad sólo nos la damos nosotras y es algo muy subjetivo. La seguridad se basa proporcionalmente en una sensación y en el conocimiento, es decir, a mayor conocimiento de nuestras vulnerabilidades nos sentimos más inseguras. Lo ideal es lograr un equilibrio entre nuestro conocimiento y nuestras sensaciones de inseguridad.
Esta búsqueda del equilibrio a veces tiene proporciones homéricas, lo reconozco. Y más aún cuando hay un montaje espectacular para convencernos que las personas buenas somos un pequeño grupo, rodeado de malandras, sicarias, abusadoras, psicópatas, etc. La realidad es otra totalmente distinta: vivimos en un país donde la proporción de delitos es 5 veces menor que en Brasil y ciudades como CABA, Rosario, Córdoba para nombrar las más cercanas en densidad a New York están 20 veces por debajo de la tasa de criminalización de esta. Dirán “¡Pero la inseguridad existe!” gritamos alborozadas. Sí, existe. Casi como en cualquier lugar que visiten, y crece a medida que aumentan las brechas entre las desposeídas y las que lo poseen todo. La única diferencia tal vez con épocas de delincuencia más romántica es que ahora las delincuentes no se concentran en las poseedoras, sino que han victimizado a sus iguales.
La sensación de inseguridad es desproporcionada, tal vez porque nos sentimos demasiado desprotegidas por una policía que nos inspira más desconfianza que seguridad. Pero tenemos que poder restringir esos valores de forma que nos permitan evaluar el riesgo-impacto de forma más real de un posible problema de inseguridad/seguridad. Una buena manera de aumentar esta sensación o disminuirla es saliendo a caminar por los barrios más marginados. Tal vez descubramos que en vez de una caterva de malvivientes son sólo personas con necesidades insatisfechas crónicamente. También para experimentar nuestra sensación podemos arrojarnos de un barranco en ala delta y medir en base al miedo la posibilidad de fallo por el simple cambio del sentido del viento. La inseguridad es simplemente un fallo del sistema, está en nosotras solucionarlo o parchearlo, para eso tenemos que poder acceder al código.
Por supuesto, están aquellas que confían en la posesión del código en pocas manos y que esa micro posesión hará más eficiente la gestión. Generalmente priman para este criterio una satisfacción técnica y un objetivo de lucro perpetuo y sustantivamente incremental. Ejemplo: patentes.
Yo particularmente, confío en la posesión del código de forma libre, con acceso abierto para toda la que lo desee, con la posibilidad de aprender de él, modificarlo y compartir sus modificaciones. Bajo un criterio social y un objetivo claro de mejoramiento continuo y un reparto más equitativo de las riquezas. El modelo que yo propongo es más trabajoso y requiere de mayores compromisos generando un debate sobre el rumbo a seguir por cada proyecto y la necesidad de ampliar cada criterio a las necesidades y la confianza del común.
Parto, si se quiere, de los valores éticos “hacker” y las libertades GNU, pero ¿cómo no hacerlo? ¿Qué otra caja de herramientas ha mostrado la capacidad de desarrollo de la plataforma GNU? ¿Qué otro conjunto de valores éticos ha mostrado la capacidad de los del hacktivismo para oponerse a un sistema injusto y a la vez poseer esa capacidad de debate para llegar al consenso? ¿Qué otro paquetes de acciones diferente al hacktivismo ha demostrado su efectividad para luchar contra la opresión sin causar víctimas inocentes?
El hacktivismo se basa en acciones analógicas y digitales pacíficas, pero con una fuerte impronta de resistencia así sea un escrache de Anonymous en la casa de una diputada o un ataque DDoS contra el sitio de un banco. No pone bombas, no planea atentados contra una política, sí instala bombas lógicas, sí baja la página de la política. El hacktivismo tiene como eje fundamental la conservación de la vida y el crecimiento de las comunidades de pares.
El software libre refleja este criterio de desarrollo y formación, reforzando la sensación de seguridad. No conozco absolutamente a ninguna usuaria de software libre que tema del ataque de malware o de ser hackeado, esto tiene que ver directamente con el criterio de unir técnica con ética, lo que genera mayor confianza. Lo mismo está pasando con otras esferas donde se está replicando este traspaso técnico-ético.
Un buen ejercicio es analizar los proyectos del software libre que han fracasado y las razones de este fracaso. Porque hay proyectos de software libre no seguros. Encontraremos generalmente que han sido rápidamente detectados por la comunidad y fuertemente criticados. Inclusive si no hubo cambios en la actitud de las desarrolladoras se los tachó de sólo ser software abierto NO libre y al tiempo cayeron por la falta de apoyo de la comunidad. También podemos encontrar vedettismos, codicia y otras lacras humanas que fagocitan al software libre y la intención de imponer criterios para primar estas necesidades, pero ante las fuertes resistencias de la comunidad han fracasado o han sido abandonados.
Tenemos casos muy claros como el de Matlab o el de Mandriva o el actual de Red Hat o Ubuntu que dejan en entredicho su seguridad y han sido en mayor o menor medida abandonadas por la comunidad.
La mejor manera de librarse de estas vulnerabilidades es usar remove. Pero en el terreno de lo analógico ¿Cuál es el remove? Sin duda aquí fuera de lo digital las cosas se complican, pero justamente es por eso que debemos replicar los usos de los hackspace a la vida cotidiana, recrear sociedades abiertas que compartan el código y lo mejoren. El contrato social ya no debe ser Estado-Ciudadana sino Comunidad-Comunidad. Debemos romper con la práctica Usuaria/producto para ser sujetos/desarrolladoras, para terminar con el tráfico de datos, corrupción y manipulación de este modelo privativo. La única salida es la distribución equitativa en todos los nodos-comunidades-pares.
Lo más importante del modelo del software libre no reside en su sensación de “seguridad”, sino en su modelo ético. Los valores propuestos por el software libre (GNU) son los que pueden levantarse como arma para derrocar los puntos débiles de la corrupción y de los sistemas de control. Son los valores del software libre los únicos con la capacidad de hackear las mentes de las nuevas generaciones y producir formas de pensamiento y organización que generen nuevas estructuras para evitar la actual elitización social y excluir las lacras de esta sociedad capitalista. Lacras que no pudieron erradicarse ni aún de las sociedades comunistas, porque cayeron en una jerarquización de sus estructuras y olvidaron la paridad de sus componentes sociales. Sólo un cambio a nivel global puede cambiar la estructura y el software libre está insertado en ese nivel global.
¿De qué sirve utilizar software libre si no estamos abiertas al beneficio común? ¿De qué sirve usar software libre si mantenemos nuestras sociedades cerradas? ¿De qué sirve dar netbooks con software libre a nuestras chicas en una educación cerrada y elitista? Sin dudas, no sirve para nada. Si el software libre no genera nuevas formas de pensamiento, nuevas formas de relación es sólo otra monita saltando en el monitor. La prueba más concluyente de esta aseveración es que plataformas privativas como Facebook, o la actual virósica Telegram están basadas en software libre, pero desde una mirada capitalista basada en ganancias permanentes e incrementales y por lo tanto no generan cambio alguno, sólo juegan con la sensación de seguridad o la sensación de sociabilización.
Cómo descubrir si un proyecto es o no software libre
En serio ¿Querés saberlo? Pues aquí va la respuesta
-¿Sigue como prioridad principal hacer dinero?
No es software libre
-¿Su código tiene restricciones?
No es software libre
¿Se cumplen las dos anteriores pero dicen ser GPL?
¡Cuestionálo! ¡Desenmascarálo! ¡Denunciálo! La libertad es muy preciosa para dejar que un grupo de ventajeras se burlen de ella.
Ya no podemos continuar en un debate de que herramienta sí y cual no. Debemos actuar y esa acción sólo puede ser soportada por software libre y su plataforma ética.
Los cambios a medias, los cambios de esto sí y esto más adelante son sólo excusas para conformar a los corazones y espíritus tibios. El cambio debe ser global o no sirve.
Lamento no ser optimista en mi respuesta, pero estando las herramientas y algunas existiendo desde mucho antes de la digitalización, no puedo ser optimista.