Subir un contenido a Internet es, por lo general, peligroso. Nunca se sabe dónde irá a parar, ni cuánto tiempo estará online, tampoco sabemos dónde estará publicado, en qué servidor se aloja, ni quién lo mantiene. Esto hace casi imposible borrar totalmente contenido de la red.
Muchas personas que han ido afectadas por material publicado en Internet requieren a Google que quite sus contenidos de sus resultados de búsqueda. Esto ha pasado con muchos famosos que se ven envueltos en escándalos mediáticos o cuya imagen es utilizada sin autorización, entre otros factores. Hay también personas que buscan borrar a homónimos de la red porque entienden que esto les genera un perjuicio.
El proyecto exige el botón a sitios webs y aplicaciones desde 2015
El estado de California,EEUU, sancionó en estos días una ley que exige a los sitios web utilizados por adolescentes, la implementación de un botón que permita borrar contenidos. El proyecto firmado por el gobernador de ese estado norteamericano exige este botón tanto a sitios webs como aplicaciones y servicios online utilizados por menores a partir de 2015.
Esta medida tiene por objetivo salvaguardar la intimidad de los adolescentes y prevenir malas experiencias producto de la práctica generalizada de difundir voluntariamente ciertos contenidos que afectan luego a quienes los publican o a su entorno.
«Los niños y los adolescentes a menudo se autoexponen sin reflexionar, y pueden publicar información personal sobre ellos mismos y de otras personas sin notar las consecuencias» señaló uno de los abogados de la ONG Common Sense Media, promotora de la iniciativa.
La ley también prohíbe la recolección de datos de menores de edad con fines publicitarios y de marketing
La ley también prohíbe la recolección de datos de menores de edad con fines publicitarios y de marketing así como también que los menores estén expuestos a publicidad de productos como alcohol, tabaco y tatuajes. De igual manera, el botón de borrado tiene una acción limitada, ya que sólo funcionará sobre contenido publicado por menores, pero no sobre imágenes o información publicada por otros usuarios.
La privacidad, en tiempos de sobre exposición y en los que es verdaderamente simple y accesible la fotografía y su difusión, está menospreciada. Es habitual encontrar en las redes sociales a personas etiquetadas con frases del estilo «y tengo muchas peores!» en situaciones casi humillantes. Lo extraño es que los expuestos no manifiestan inconvenientes sino que piden que se las publique, para verse en los perfiles de sus amigos.
Las redes sociales se basan no en la socialización, sino en la exposición, y generan en los usuarios cierta competencia por la exposición y el tener enormes cantidades de desconocidos para «rankear más alto», mostrarse populares o aceptados. Así es que muchos adolescentes suben fotos que generen impacto al a red para obtener más seguidores o más amigos. Siendo la exposición la práctica que arroja mejores resultados, los chicos suben cada vez más imágenes y vídeos en estas situaciones. El resultado es una persona totalmente vulnerable ante miles de otras que, lo ejerzan o no, tienen cierto control sobre su vida.
Como hemos sostenido en otras ocasiones, el menosprecio de la privacidad y la intimidad, no se resuelve prohibiendo publicar contenidos sino enseñando, educando en la conciencia y la responsabilidad.
Lo que hacen los adolescentes responde a una situación social, no a una conducta antojadiza
Algo para destacar entorno de este tipo de legislación es que de a poco se está avanzando en determinados puntos del globo en lograr una legislación que ampare los derechos de los usuarios frente a la asimetría de poder casi perversa a la que estamos expuestos.
Es importante que se avance también en conciencia y se extiendan medidas como esta a todas las personas, utilicen o no Internet, ya que no es necesario tener una computadora y navegar para estar supeditado a la voluntad de estas megaempresas.
No importa si no tenés cuenta en Facebook, basta con que tus amigos tengan una para que la red social tenga tu información.