Según una investigación reciente, todos los Windows desde 1999 pueden haber sido utilizados para espiarnos.
Desde hace años el movimiento del software libre viene denunciando la existencia de puertas traseras en el sistema operativo de las ventanas pero sin lograr las repercusiones deseadas. Tal parece que muchos piensan que no hay motivos para que las investiguen. Pero en cuestiones de inteligencia las cosas no se ven de esa manera.
Si sabemos todo sobre alguien y tenemos toda su información, podemos detenerlo «preventivamente» frente a cualquier situación. La doctrina de la seguridad nacional, implantada en Argentina por la última dictadura militar e impulsada por EEUU, plantea la existencia de una enemiga interna que está «escondida» en la población a la que hay que destruir, y aunque solemos decir que fue dejada de lado hace años, nos encontramos hace relativamente poco con el Proyecto X o infiltraciones de agentes de inteligencia argentinas dentro de organizaciones sociales y hasta en medios sociales de comunicación como la agencia de noticias Rodolfo Walsh.
Como decía más arriba, el alma de la doctrina de la seguridad nacional, sienta a cualquier individuo de un país en el banquillo de las acusadas: «son todas peligrosas y están escondidas», lo que viola el principio de inocencia que es justamente lo opuesto: todas somos inocentes hasta que se pruebe lo contrario. El concepto es mucho más profundo, pero puede resumirse de esa forma, aunque te recomiendo leer un poco más al respecto porque es interesante, aunque atroz.
Una investigación realizada por el Washington Blog da cuenta de una nota publicada por la revista alemana Heise -una de las principales del rubro informático en Europa- en 1999 donde se afirma que por un descuido de las programadoras de Windows fueron revelados los códigos de acceso especiales preparados por la NSA para funcionar como puertas traseras en los sistemas operativos Windows.
Una puerta trasera es justamente eso: un lugar para entrar sin que se enteren las moradoras del lugar y poder obrar sin ser detectadas.
Según publicaba Heise en esos días, la puerta trasera se encontraba en todos los sistemas operativos Windows excepto en la versión 95 y sus predecesoras. Investigadoras encontraron dos llaves de ingreso y profundizando su investigación las pistas las llevaron a quien estaba detrás de estas puertas: la NSA.
La pista que las guió hacia el hallazgo fueron símbolos de depuración (un listado de errores) que no fueron correctamente borrados por las programadoras de Windows cuando desarrollaron el Service Pack 5 para Windows NT4. Dentro del código encontraron dos llaves, una llamada «KEY» (llave en inglés) y otra con la etiqueta «NSAKEY» (¡se mataron disimulando!).
En aquel momento se hicieron las denuncias pertinentes en una conferencia sobre encriptación de datos realizada en Santa Bárbara. Entre las asistentes se encontraban desarrolladoras de Windows quienes no negaron la existencia de la llave de la NSA en el software, pero sí se negaron a decir qué función tenía o por qué había sido incluida sin el conocimiento de las usuarias de este sistema.
Luego de esto se encontró una tercer llave dentro de Windows 2000, al punto de que Brian LaMachia, una de las jefas de desarrollo de Windows enmudeció al notar que su secreto había sido revelado.
Aunque existe una discusión sobre qué función cumplirían estas llaves, sí está comprobada su existencia. Según algunas investigadoras, el objetivo de incrustar estas llaves de acceso es brindar una mayor facilidad de ingreso a la NSA en todos los sistemas operativos de Microsoft.
Actualmente estas llaves estarían operando en el driver ADVAPI.DLL que permitiría descifrar cualquier contenido a la agencia de seguridad norteamericana. Según Nicko Van Someren, una especialista en el tema, las llaves se encuentran dentro de esta DLL y son las mismas que existen en todos los Windows desde 1999.
Insisto en que tal vez te estés preguntando: «¿y para qué me van a espiar a mí?» o «yo no tengo nada que ocultar, que me espíen», pero a esas preguntas te invito a responderte: «¿por qué tiene derecho EEUU a investigarme?», «¿por qué Microsoft me cobra por un software que me espía y además me oculta que lo está haciendo?», aunque no te parezca una vulneración, porque «no te afecta», date cuenta de que sí, porque bajo su postura, cualquier persona es una enemiga hasta que se pruebe lo contrario.