Infectó su chip subcutáneo con un virus informático ¿qué sucedió?

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Las tecnologías inalámbricas como RFID y NFC se han vuelto muy populares en la actualidad gracias a chips de rastreo, tarjetas de identificación, pases para transporte público, pagos sin contacto y muchas aplicaciones más. Sin embargo, estas soluciones no quedan libres de problemas vinculados a la seguridad. En el año 2010, la profesora Mark Gasson de la Universidad de Reading decidió demostrarlo de una forma muy particular: Instalando un virus informático en el chip que llevaba bajo la piel.

Una recomendación bastante frecuente a la hora de adoptar una mascota (digamos, una perra) es la de colocar un chip bajo su piel. Debido a cuestiones de costo y disponibilidad, en la mayoría de los casos se prefiere una medalla metálica grabada con los datos de la dueña, pero eso no limita el potencial de la tecnología. De hecho, ya existen aplicaciones muy importantes en el mundo de la medicina, y lentamente estamos observando a un número cada vez mayor de usuarias que decidieron adoptar a los chips subcutáneos como soluciones de seguridad. Una de las pioneras fue la profesora Mark Gasson, de la Universidad de Reading:

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Gasson se implantó un chip RFID en la mano izquierda al principios del año 2009 (el 16 de marzo para ser más precisas). El chip le permitía obtener rápido acceso a las instalaciones de la universidad sin depender de una clásica tarjeta, además de servir como sistema de autentificación para su teléfono móvil. Pero en abril de 2010 realizó una demostración que encendió varias alertas: Cargó un virus informático a su chip, el cual podría «contaminar» a cualquier dispositivo que lo leyera. Técnicamente, Gasson se convirtió en la primer humana infectada con malware, y sugirió la posibilidad de que un chip vulnerado pueda infectar a otros chips, y perjudicar a más dispositivos, incluyendo marcapasos.

Obviamente, semejante declaración despertó críticas provenientes de investigadoras y compañías por igual. La gente de Sophos declaró al trabajo de Gasson como «mala ciencia» y «alarmismo», sin embargo, dos años más tarde, una investigadora de McAfee descubrió que una bomba de insulina implantable puede ser comprometida a través de su enlace inalámbrico. Si hemos aprendido algo en los últimos años, es que no debemos bajar la guardia…

Vía NeoTeo

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