Inglaterra es un país que se ha caracterizado por saquear y asesinar personas, en realidad, son un pueblo pirata (en el mal sentido), que se sitió y siente con derecho no sólo a destruir sociedades con siglos de desarrollo, sino además a borrarlas del mapa, siempre saqueando, esclavizando y robando a los pueblos para luego mostrarlos como trofeo. Así, innumerables bienes de los pueblos originarios latinoamericanos han sido robados y se exponen actualmente en museos británicos, para el deleite de quien quiera ver la masacre Inca con la comodidad de una guía, calefacción y horarios de cierre y apertura. Pero esta vez, vaya a saber una si es por error o porque no todas las inglesas son iguales, han hecho algo bien: digitalizaron los cuadernos de Leonardo Da Vinci, hacker histórica reconocida por su pintura (entre otras la Mona Lisa) y sus invenciones (entre otros el paracaídas y el helicóptero) en todo el globo, aunque si se lee un poco la vida de Da Vinci, por momentos no queda claro si era o no una mercenaria, lo que hace que uno la admire desde otro enfoque.
La Biblioteca Británica nos propone acceder al Codex Arundel, uno de los cuadernos en que Da Vinci hacía sus anotaciones de pintura, dibujo, ingeniería y matemáticas, este en particular, tiene 570 páginas de anotaciones. Recorrerlo genera la sensación de que se trata de obras de arte en sí mismas, aunque una no puede dejar de sentirse algo chupamedias ante esa situación, pero … ¡es Da Vinci! Una brillante en serio. Los cuadernos en cuestión fueron legados a su discípulo Francesco Melzi, aunque muchas de sus páginas individuales -muy al estilo mediocre característico del mundo occidental- fueron arrancadas y forman parte de ‘colecciones’ de gente con dinero y poder. Por suerte, esa gente que hace esas cosas, se muere, y la gente que las hereda, no encuentra en ellas motivos suficientes como para su resguardo, y deciden hacerle un bien al mundo donándolas a museos, para que las mantengan como es debido y estén al acceso de las personas.
La biblioteca Británica publicó una versión digital y online del cuaderno de Da Vinci, el Codex Arundel, y ya puede visitarse. El proyecto arrancó en el 2007, junto con la colaboración de otra de las malvadas del conocimiento: Microsoft, que se encargó durante tantos años de pelear contra el conocimiento libre para lograr imponer un producto de poca calidad y pésimos contenidos llamado Encarta, que finalmente murió ante el conocimiento libre y comunitario que promovía y promueve la Wikipedia. El proyecto fue denominado ‘Turning the Pages 2.0’ y permitió a las visitantes recorrer los cuadernos con animaciones y anotaciones en pantalla, para explicar diferentes aspectos del material que veían. La versión recientemente digitalizada, permite un mayor acercamiento a las páginas, lo que redunda en ver dalles en los esbozos y escritos de Da Vinci, incluso si no hablás italiano (que era el idioma de Da Vinci, que no hablaba en inglés como Shakespeare) resulta por demás interesante darle una miradita.
Da Vinci es conocida por sus técnicas a la hora de investigar y experimentar, una que puede verse -y de la que además se puede aprender mucho- en estas páginas es la combinación de observaciones por demás detalladas con notas de experimentos. En caso de que la hacker decidiera no practicar un experimento, anotaba qué podía comprobarse a partir de ese ensayo, una precursora de la investigación científica.
«No hace falta una traducción para apreciar la belleza y la maravilla de la mente de Leonardo. Esta es una gran obra de arte, de un género precozmente conceptual que ha sido emulado por artistas modernos como Joseph Beuys y Cy Twombly «, dice Jonathan Jones al respecto en The Guardian.
Si nunca se te dio por profundizar sobre Da Vinci, podés recorrer esta producción con una introducción a su vida e invenciones clave, cosa de arrancar con una idea más precisa antes del recorrido general.
¿Desde dónde puede ingresarse? Desde aquí.
En fin, bien por las inglesas, aunque una se pregunta qué hacen con el Codex de Arundel si Da Vinci nació en Italia y murió en Francia.
¡Happy Hacking!