La cultura y el conocimiento de la humanidad se desarrollan todos los días. Sin embargo existen límites artificiales que impiden a millones de personas acceder a estos bienes comunes, junto a (falta de) intereses comerciales que bloquean su distribución y a veces los relegan al olvido o al coleccionismo.
Sin embargo estos límites artificiales tienen, al menos, un límite temporal. Las restricciones legales sobre el conocimiento de la humanidad terminan entre 50 y 90 años luego de la muerte de su autora dependiendo del país. Una vez que este plazo se cumple, todas sus obras ingresan al dominio público, venciendo cualquier tipo de restricciones sobre su distribución, aunque no sobre sus traducciones, reediciones y otros etc. A veces se hace referencia al dominio público como la «tierra de nadie» cultural, porque ninguna privada puede monopolizar su uso, ocultando que cuando nadie puede monopolizar, es cuando todas podemos disfrutar.
Este fue el caso, por ejemplo, de los primeros discos de Mercedes Sosa, que al momento de su fallecimiento se encontraban a punto de ingresar al dominio público. Esto es así porque la regulación argentina sobre las obras fonográficas es distinta, entrando al dominio público luego de 50 años de su grabación. Gracias al lobby de personajes como Fito Páez aprovechando el dolor por la muerte de la cantante, este plazo fue extendido 20 años retroactivamente por el entonces presidente Néstor Kirchner. Es decir que todas las obras fonográficas que ya se encontraban en el dominio público, entre ellas la marcha peronista de Hugo del Carril, volvieron a pasar a manos privadas.
Con todo, el plazo de vencimiento se cuenta a partir del 1 de enero del año siguiente. Este día se festeja mundialmente como el Día del Dominio Público, cuando las obras pasan a formar parte del bien común luego de casi un siglo de olvidos, batallas legales por la explotación de los derechos, impedimentos a adaptaciones… los problemas de la regulación actual de los derechos sobre las obras son bien conocidos, pero en el Día del Dominio Público dejan de valer y podemos festejar.
Entre las autoras que han pasado al dominio público, tenemos al pianista de jazz Fats Waller, el genial ingeniero-inventor Nikola Tesla, la poeta Sylvia Plath, el cineasta surrealista Jean Cocteau, C. S. Lewis el autor de las Crónicas de Narnia y otras sagas de ciencia ficción, Aldous Huxley el autor de Un Mundo Feliz, la contracara de lo que muchas veces las hacktivistas llamamos 1984, entre varios otras.
A todas ellas les decimos ¡Bienvenidas al Dominio Público!