Las estrategias de las distintas oferentes de música en streaming del globo son bastante variadas. La mayoría busca tener contenido exclusivo, con excepción de YouTube, que busca la masividad a martillazos. La exclusividad ha beneficiado mucho a Spotify y SoundCloud que obtienen sus contenidos directamente desde las hacedoras, aunque SoundCloud es menos rigurosa respecto de la autoría y existe allí mucho material en calidad de backup, cosa que no sucede en Spotify. La exclusividad de cierto material garantiza visitas, claro. ¿Pero qué pasaría si tuviéramos un programa que conecte a las principales proveedoras de música en streaming? Hoy te invitamos a probar un engendro de estas características.
Se trata de Harmony, un reproductor desarrollado por una joven francesa de 17 años que se basa en juntar música desde distintas plataformas bajo un mismo techo. Algo así como un HootSuite musical, ya que permite acceder a música desde Spotify, Google Play Music, SoundCloud, Deezer y The Hype Machine,todo desde una sola aplicación.
Se trata de un reproductor de escritorio que además permite gestionar y escuchar música local, cuenta con un diseño sencillo que incorpora controles de reproducción e información básica de lo que está sonando en su parte superior. En la columna izquierda vas a encontrar el panel desde el que seleccionar los servicios que querés utilizar, una fantástica función de descubrir música y los controles para gestionar las listas de reproducción que vayas creando. Claro, también incorpora un reproductor integrado para encontrar canciones y artistas.
En lo que respecta a su interfaz, Harmony tiene dos modos de ejecución, con una opción de modo oscuro para quienes refieran esa interfaz, además de ser totalmente responsivo, por lo que puede tener un tamaño verdaderamente mínimo, al mismo tiempo que permite integrarlo en la barra de navegación del sistema. ¿Lo mejor? Es totalmente GRATUITO y multiplataforma (Windows, Mac OSX y GNU/Linux).
Pero no todas son buenas noticias, Harmony actualmente se encuentra bajo un modelo privativista doblemente triste: a la vulneración de la libertad que significa el hecho de que sea software privativo, se suma el hecho de que antes era un programa de código abierto. Vincent, su desarrolladora, explica en la sección de preguntas frecuentes de su web, que cambió el esquema de licenciamiento de esta app porque no recibía donaciones suficientes como para dedicarse enteramente al proyecto. Tal vez la corta edad de la desarrolladora le impida comprender que está yendo a contrapelo de la industria, que cada vez incorpora y desarrolla más software libre y de código abierto producto de que no hay forma de que se pueda competir con un desarrollo libre, simplemente por el esquema comunitario que permite que 1000 desarrolladoras se ocupen en simultáneo de un mismo proyecto. No hay empresa privativa que pueda destinar 1000 desarrolladoras a un mismo proyecto. De igual manera, Vincent aclara que si en 6 meses no obtiene donaciones suficientes, el proyecto volverá a ser de código abierto, desde aquí, esperamos que no gane un sólo peso con esta maniobra y deje de vulnerar los derechos de las usuarias de su software.
Si querés probar la versión gratuita, podés descargarla desde la web oficial del proyecto.