Muchas veces me encuentro aclarando que una hacker, no es una delincuente escondida en los recovecos de la red, inventando virus, troyanos, pishing, xploit y un largo etcétera; de prácticas dañinas para el común.
La terrible ignorancia de las “expertas de seguridad” sobre las enemigas que enfrentan es sólo comparable con sus egos ahogándose fuera de la atmósfera. Claro que esta ignorancia es coherente con la criminalización que se instrumenta desde gobiernos y estatus quo.
La otra discusión la tuve con una hacker White Hat (sombrero blanco), que habla de los peligros de la red y de la necesidad de que se entienda la ética hacker como lo plantea el finés Pekka Himanen; que plantea la “pasión» como entretenimiento o diversión que apasiona, como la fuerza motriz, que reemplaza el dinero como salario y recompensa. Y realmente no puedo más que rebelarme, ante esa concepción tipo “mundo feliz” de la ética hacker. No conozco una sola hacker que viva con privaciones o le falten cosas.
Por eso; voy a separarme de los conceptos más en boga dentro del hacktivismo; y a plantear mis posiciones en estas discusiones. Así las podremos pensar y mejorar colectivamente.
Estoy convencida de que el hacking ético es otra forma de normalización y por lo tanto una forma de represión, que legitima la criminalización y el espacio de encierro de las hackers que no lo practican. La única ética dentro del hacking es el ejercicio de la libertad con responsabilidad social; por lo tanto es imposible enseñar en una o mil clases a ser una hacker, esto sólo puede aprenderse en el ejercicio cotidiano, al resolver los distintos problemas cotidianos, al buscarle aún mejores soluciones y compartirlas con los pares.
Para mi el hacking es una forma de expresión en el sentido que lo es un libro, una escultura o una obra de teatro y por lo tanto veo a la hacker como una artista que nos muestra una forma de la belleza y nos ayuda a mejorar. Y la hacktivista es como un docente que nos enseña a todas las formas de ese arte y esa expresión.
Sólo enseñando a nuestras niñas las formas éticas ; pero no como norma, que sería reproducir los modos del capitalismo; sino que debemos inculcarlas como valor moral al modo del anarquismo. Aprender las formas de la responsabilidad social, y por ende del hacktivismo.
Las hackers han desarrollado una forma de pensar y de actuar sobre la realidad que se basa en la asamblea, no hay hacktivismo posible sin asamblea; ya sea en su forma de lista de correo o como hackspace (club, galpón, biblioteca popular o garage).
Todos los desarrollos basados en la forma hacker y el software libre han logrado un gran nivel de estabilidad y seguridad para la usuaria; hoy por hoy las redes basadas en software libre y los protocolos abiertos (espero que las acciones se profundicen hasta liberarlos y tener el control total de cada una de nuestras navegaciones).
La definición de lo que es una white hat o una black hat es una construcción que se lanza desde el estado y sus organismos de seguridad (léase NSA, SIDE, M16, CIA, FBI, Etc.) no es una construcción de la comunidad, sin embargo, es aceptada por el conjunto como real.
La Hacker “mala” o Black Hat, como delincuente que busca destruir web, redes, tomar identidades; es como las armas químicas de Afganistan o Siria, una construcción que busca un sólo objetivo: el control total de las disidentes, del obstáculo que impide el mayor enriquecimiento a costa del hambre y la miseria.
Es imposible que estos estados busquen la soberanía tecnológica o cualquier otro tipo de soberanía; en el Capitalismo unipolar actual el enriquecimiento desmedido y obsceno de las funcionarias, está directamente relacionado con la dependencia tecnológica y comunicacional del Imperio. Hoy empezamos a verlo, porque se caen los velos, al surgir nuevos polos de poder, nuevos imperios; el mundo no pasaba por una época como esta desde la segunda guerra mundial.
Por esto hoy hay dos modelos en conflicto. Por un lado el modelo que representan los estados, con sus dependencias políticas y comerciales con las corporaciones y por otro lado el modelo que representan las hacktivistas, que usan la red para comunicarse con su colectivo y el resto de la población; y es en esta ruptura que reside la mayor crisis. Hace unos días en un intercambio de post con Diego Saravia le recordaba una discusión de hace varios años donde él retrucaba mi planteo de que las “malas” no usan software libre para dañar la sociedad, sino que les convenía usar software cerrado; sin embargo hoy usan software libre en sus helicópteros de combate, en las redes sociales que nos espían, en los pisos tecnológicos que plantan en las escuelas para vigilar a los docentes y alumnas. Software libre sin un bagaje ético que lo respalde y que aprendamos desde la infancia acompañando nuestra formación y autosustentabilidad, es como esas estanterías llenas de libros que nos encontramos en algunas casas y que sólo cumplen la función de decorar una pared.
Es justamente a este campo que debe apuntar la educación hacker. A mostrar y enseñar el contenido ético de nuestra colectiva, la diferencia entre el mal y el bien no reside en la norma o la ley que se quiebra; sino que reside en el daño infringido o el beneficio al conjunto de la comunidad, sólo esta asimilación de una moral y una ética basada en el respeto y la comunión con la otra nos enseñará los límites de la manipulación genética o nuclear. Una ciencia discutida y creada por el conjunto de la comunidad y no por las necesidades del mayor lucro.