Cuidado: Un navegador comercializa a sus usuarias con malware

brave browser

El esquema de negocios de la web está cambiando y todavía no nos queda muy claro hacia qué lugar lo hará, sí sabemos que las beneficiadas no seremos las usuarias. ¿Por qué? Porque las corporaciones llevan años analizando nuestras prácticas y de un tiempo a esta parte se han ocupado de darnos la comida masticada, esforzándose en que no sepamos cómo prepararla, para ser las únicas capaces de proveernos eso que necesitamos. Hace algún tiempo Google anunció que las usuarias que no deseen ser espiadas podrían liberarse de los adds con los que nos trackean pagando unos u$s 2 mensuales. Ridículo, ¿no? Nos quieren cobrar por dejarnos ejercer nuestros derechos. El problema aquí es que pueden hacerlo y que a muchas personas parece no resultarle importante. Muchas incluso declaran no tener «nada que esconder» frente a los embates de gobiernos y empresas contra sus derechos.

Pero por suerte también muchas usuarias estamos preocupadas por nuestros derechos y dedicamos un tiempo a pensar cómo utilizar la red de redes de forma libre, o al menos con la menor vulneración posible. Así es que siguen desarrollándose social y comunitariamente alternativas libres para compartir cultura, contactarnos, conocer gente y afines. Entre esos emprendimientos hay varios, como los adds blockers, que realmente nos dan la posibilidad de minar el esquema de negocios de esta gente. Pero que quede claro: somos conscientes que para vivir es necesario el dinero, es una desgracia, pero también una realidad. El problema con este esquema de negocios es que es prohibicionista y se basa en vender personas, no tiene un costado ético, ni es aceptable que para poder navegar por internet debamos tolerar que se nos trate como delincuentes, que los estados nos persigan y afines. En este contexto, un simple plugin que elimina los adds hace que las empresas que pagan por nuestros datos no estén tan interesadas en hacerlo, y tan fuerte es este movimiento, que la misma Google busca alternativas, aunque sean tan descabellada e insultante como la anterior, para mantener sus ingresos, porque aunque nos invadan, si no ha nadie interesado en pagar por nuestra información, a ellas no les sirve.

Hace relativamente poco nació un navegador que promete bloquear las publicidades «por defecto», una suerte de colosso anti espionaje. Se tata de Brave, un navegador que promete dejar la web sin anuncios, pero en realidad hace algo muy distinto: reemplaza el contenido por sus propios adds y a partir de esto, se queda con un 15% de las ganancias que esto genera.

La publicidad en la web no apela a esquemas tradicionales sino que se basa en la recolección de nuestra información, y así como el narcotráfico, este negocio en el que se compran y venden personas a través de sistemas pubicitarios, genera enormes dividendos, lo suficientemente desproporcionados como para poder sostener globalmente este terreno sin legislación de ningún tipo. El negocio principal del narcotráfico es que el sistema legal lo quita del comercio (es decir: no se puede comprar ni vender) y esta situación hace que las consumidoras de drogas deban pagar grandes sumas de dinero para poder conseguirlas. Si la producción y comercialización de drogas estuviera regulada, no existiría el narcotráfico y las adicciones podrían ser tratadas como tales, las consumidoras además tendrían productos de mayor calidad a un precio mucho menor, México y Colombia no tendrían los problemas con los cárteles que tienen, no habría tantas desaparecidas y un largo etcétera. En drogas el quid de la cuestión no es la adicción de las consumidoras sino la ilegalidad. En Internet, la brecha legal que permite a las empresas comercializar a sus usuarias cumple el mismo rol. Y de esto se aprovecha Brave para vendernos su propia publicidad. Recordá siempre, que si estás usando un servicio gratuito en internet, no sos una usuaria, sos un producto que está siendo vendido en ese mismo momento.

Este contexto y acciones como las de Brave, están transformando cada anuncio en un campo de batalla, porque las millones de usuarias se obtienen una por una y esto es bien sabido por quienes tienen la sartén por el mango. Brave es un navegador desarrollado por Brendan Eich, que también creó el lenguaje de JavaScript y al mismo tiempo es una de las fundadoras originales de Mozilla. El plan de ese navegador es ofrecer una plataforma con capacidades de bloquear los anuncios directamente, sin que intervenga ningún módulo ni extensión adicional. Pero este bloqueo no es como lo imaginamos, no se trata efectivamente de un bloqueo. Brave Software busca acordar con distintas distribuidoras publicitarias, las más «importantes», con el objetivo de reemplazar los anuncios que estas colocan por los de su propio servidor, y obtener un 15% de las ganancias que este movimiento genere. A la hora de repartir los dividendos, prometen un 55% para el sitio bloqueado, un 15% para la red publicitaria y un 15% para las usuarias finales. ¿Qué significa? Que bloqueando los sistemas existentes, reparten entre todas y luego te pagan por ser material vulnerado. Algo realmente repugnante.

Pero el problema principal aquí no es ese, sino la inyección de adds, algo que viene del universo del malware y que ya tenemos bien conocido. La forma de «personalizar» estos adds además es investigando tu historial, por lo que este navegador que promete darte una buena experiencia de navegación, sólo está buscando disputar la dominancia de las corporaciones para transformarse en una misma. El esquema ha dado sus réditos y según la misma empresa, ya ha recaudado u$s 2.500.000 en financiamiento. Según dicen para comprobar que el sistema funciona, necesitan unas 7.000.000 de usuarias. Cuando pienses en probar un nuevo navegador, ya sabés a cuál no apuntar.

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