¿Cuánto paga YouTube, Spotify y otras por cada reproducción?

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Existe la idea de que si alguien ‘la pega’ con algún tipo de contenido en Internet, lo siguiente que sucederá es que se volverá millonaria. Pasa que a mucha gente eso de poder vivir de hacer algo que le gusta le resulta hasta lujoso, como si el objetivo en la vida fuera sangrar y sufrir para lograr un supuesto beneficio para las demás y morirse. Perdón, pero la verdad no se me ocurre cómo el sacrificio puede tener con la felicidad, aunque sí se me ocurre cómo un sacrificio puede hacerse para alcanzarla (dato: la felicidad no será nunca económica, aunque alcances la felicidad a través de un buen pasar en ese sentido).

Lo hemos dicho hasta el hartazgo, pero parece nunca estar demás: las discográficas y las industrias culturales han logrado re-imponer el sistema de concentración, prohibitivo y excluyente con el que distribuyen las producciones culturales que pueden significarles poderío y dinero. El esquema es el mismo: ‘¿querés algo? Yo lo tengo, pagame’ al que se le suma el ‘es ilegal que compartas’, algo tan inhumano como cómplice de ese status quo. Así, hoy es muy fácil acceder a casi cualquier canción, siempre que lo hagas en alguna de las plataformas de estas corporaciones. Unas te extraen información y venden tu identidad y otras además te cobran en metálico. Dicen repartir los beneficios que generan (a mí la verdad Google jamás me pagó un peso por ningún dato mío que haya vendido y me consta que lo hace) y de esa manera producir una suerte de derrame. Algo tan ridículo como la teoría del derrame en sí. Nadie gasta más para ganar menos sino que lo hace para ganar más, por lo que cuando se derrama un poco del dinero que concentran estos capitales es en realidad para aumentar la explotación, para mejorarla. Millones de reproducciones no significan millones de dólares.

La gente de Information is beautiful hizo una infografía por demás interesante: se trata de una que nuclea la información del negocio del streaming musical. En el gráfico se pueden ver a las ‘grandes jugadoras’ del negocio y las enormes desigualdades entre el pago a las artistas y el número de usuarias.

¿Por qué está YouTube si es una plataforma de videos? Fácil: la gente usa el software para lo que quiere, y YouTube es la plataforma de videos más utilizada del mundo… pero la gente la usa para escuchar música. Sí, vos que te gastaste tus ahorros en el mejor video del mundo, lo hiciste para nada, porque ahí lo que más se hace no es ver sino escuchar.

Cuantos más millones, menos pagan

Cuando la plataforma es una necesidad de la artista y goza de un nivel de penetración que le permite vapulearte, esta gente lo hace sin ningún problema ni tapujo: pagan miserablemente, más si tenés en cuenta la cantidad de dinero que ellas ganan, en ese caso, es tan astralmente miserable que no se me ocurre calificativo. Pero ponele alguno peor que ‘miserable’, bastante peor.

Las plataformas con menos usuarias dependen más de las artistas para atraer a nuevas usuarias, pero para que existan artistas tienen que ofrecer algo que le pueda resultar tentador a alguien para que suba su material allí sin recibir ningún pago directo por eso. Las plataformas que tienen más usuarias, pagan menos, simplemente porque creen que la artista necesita subir allí su material, como si se tratara de un ‘must’ o algo similar.

Los números. De menor a mayor.

YouTube. La peor. Paga 0,0007 dólares por reproducción con una audiencia global de 1.000.000.000 de usuarias. Lo puse en números para que sea más claro, pero son mil millones de usuarias.
Pandora. Ahora el cambio es abrumador, porque paga casi el doble, pero con muchísimas menos usuarias: 0,0013 sobre 81 millones de usuarias a nivel glboal.
Amazon. Anda por los 0,0040 dólares por reproducción sobre 20 millones de usuarias.
Spotify. La vedette del momento, eroga 0,0044 dólares sobre una audiencia de 159 millones de usuarias (en la gráfica se incluyen por separado cada usuaria de un plan familiar, por eso el número de usuarias sorprende).
Deezer. 0,0064 dólares sobre 16 millones de usuarias.
Google Play Music paga 0,0068 dólares sobre un escenario total de 10 millones de usuarias.
Tidal. 0,0125 (¡por fin llegamos al centavo de dolar! Sí, un centavo por reproducción ¡somos ricas!) sobre 4 millones de usuarias.
Napster. 0,019 dólares con 5 millones de usuarias.

¿Y? ¿Qué tul?

El asunto aquí, es que existe una tensión muy particular respecto del streaming, porque resulta muy caro para las tarifas que la gente está dispuesta a pagar. Eso dicen todas, pero aquí creemos que la cuenta no incluye los millones que pueden obtenerse de la trata digital de las usuarias comprometidas. Según declara Spotify, pierde alrededor de 2,68 dólares al año por cada usuaria (esto sería unos 426 millones, todas unas filántropas las de Spotify ¿eh?) producto de que ‘sólo’ el 45% de su base de usuarias paga la tarifa mensual genérica que disponen.

¿Soluciones? Jamás pagar por estos servicios y usarlos desde dispositivos que bloqueen el trackeo. ¿Por qué usarlos? Porque pueden servir a las artistas para llegar a nuestros oidos, luego, podemos ir gastar lo que le daríamos a estos servicios, en discos o en una entrada, que así se financia la cultura, y así tiene sentido hacerlo.

¡Happy Hacking!

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