Cuando utilizamos claves difíciles de recordar, o directamente no hacemos ningún esfuerzo para hacerlo, o cuando tenemos una cantidad de claves diferentes muy importante, o pasa mucho tiempo que no abrimos una cuenta y ya cambiamos la nemotecnia y un sin fin de otras alternativas, terminamos por olvidarnos la maldita clave de esa cuenta a la que queremos acceder.
Cuando escribimos nuestra contraseña en cualquier formulario destinado para manejar información sensible como esa, por lo general, en lugar de nuestra clave aparecen unos asteriscos que permiten que la mantengamos oculta. El problema de eso es que muchas veces juega en contra ya que más de una vez tipeamos sin tener muy claro si es correcta o no la contraseña que estamos ingresado.
Por otro lado, eso tiene errores asociados bastante complejos como bloquear nosotras mismas nuestra propia cuenta luego de una maratón de intentos de inicio de sesión fallidos. Si por ejemplo estás manejando una cuenta de banco y tenés la mala suerte de que el tuyo sea uno de esos bancos que gastan millones en seguridad pero desarrollan sus productos para el sistema Window$ (vaya una a saber por qué hacen esto: ¿qué sentido tiene tratar que algo sea seguro si todo terminará en un servidor de la ex empresa de Bill Gates y supeditado a lo que ellas decidan hacer?), entonces no vas a poder ingresar mal tu contraseña más de dos veces, porque se bloqueará tu cuenta y luego se anulará tu tarjeta de coordenadas, algo que sería realmente un problema, ya que el tiempo que demanda su reposición, la altura del año y el clima de inestabilidad que está generando Macri con su asunción, te dejarían seguramente sin cuenta por lo menos hasta enero.
En realidad, las alternativas y posibilidades son muchas, y esta nota es una gran excusa para que te animes a probar inspeccionar una web desde el inspector que actualmente incorporan los navegadores. Gracias a esta función vamos a poder retirar los asteriscos de manera temporal y ver el maldito texto que están sepultando y que hace que nuestra economía prácticamente penda de esos malditos arabescos.
El acto de completar un campo de formulario destinado a contraseñas tiene una particularidad: queremos entregarle nuestra contraseña a un servidor en el que confiamos. Si luego de un inicio el sistema indica que se produjo algún tipo de fallo y aduce que la contraseña no es correcta, siempre que tengamos pocas oportunidades de error, conviene escribir nuevamente la contraseña y antes de intentar el login nuevamente, abrir el inspector web.
Para eso, repito luego de escribir tu contraseña, hacé click con el botón secundario de tu mouse sobre la casilla donde introdujiste la contraseña y en el menú contextual buscá «inspect element», «inspect», «explorar el elemento» o «inspeccionar», en su defecto, buscá lo más parecido a eso. Luego de este paso vas a ver el elemento que aparecerá enfocado. Ahí vas a ver un campo llamado «input type=’password’», bueno, justo ahí está el truco, hay que cambiar la palabra «password» por la palabra «text» y los asteriscos desaparecerán rápidamente.
Esta maniobra también es muy práctica para recuperar alguna contraseña desde algún formulario de autollenado en un navegador que no tenga disponible un administrador de contraseñas.
¡A divertirse!