Las usuarias del navegador más utilizado del globo -y las de cualquier otro navegador también- deben convivir con el constante riesgo de que un error de seguridad -o arquitectura- en un software que no desarrollan ni sabrían corregir, les cueste un robo total de identidad. Hoy te contamos cómo mejorar la protección de tu privacidad, en Chrome.
Fundamental: limitá la sincronización
Una de las mayores virtudes de Chrome -para muchas- es la posibilidad de sincronizar tus datos de navegación, contraseñas y marcadores, en todos los dispositivos que uses, de forma tal que puedas guardar una página en tu PC y abrirla luego en tu teléfono.
De igual manera, esto significa enviar todos esos datos a Google para que los sincronice con tus dispositivos y esto compromete tu privacidad. Para evitarlo sólo hay que limitar la cantidad de datos que sincronizás entre tus dispositivos, esta vez prestando atención de no exponerte.
Para esto, simplemente andá al menú de Configuración, buscá ‘Sincronización’ y desactivá todos los datos a los que no quieras que Google tenga acceso.
Importante: cifrá todo lo que sincronices con Google
El cifrado de los datos es algo muy importante: colabora con que si alguien intercepta tu información, no pueda leerla. En teoría Chrome cifra los datos, pero esto además de chequearse se puede mejorar, ya que nuestros datos se encuentran vinculados a nuestras cuentas de Google, por lo que si alguien intercepta nuestro inicio de sesión y conoce nuestra usuaria y contraseña, puede descifrarlos con facilidad. Para mejorar esto accederemos a las opciones de cifrado, situadas exactamente debajo de las opciones de sincronización que configuraste antes.
Ahora marcá la opción ‘Cifrar los datos sincronizados’. Resta poner una contraseña distinta a la que usemos en nuestra cuenta de Google y guardemos la configuración para que se aplique.
Crucial: evitar servicios de apoyo de Google
Chrome utiliza servicios de webs para revisar la ortografía de los textos que escribís y analizar las páginas que visitás. Esto implica enviar tus datos -información y textos- a la corporación de la trata digital de personas, algo que afecta por demás tu privacidad. Para modificar esto, andá a ‘Configuración Avanzada’ y desbloqueá las opciones, para luego ir a ‘Privacidad y Seguridad’, y desactivar los servicios que no necesites. Lo ideal es desactivar todos y activar la opción ‘Enviar una solicitud de no seguimiento’, lo que significa pedirles a las webs que usa google que no nos trackeen, con lo que evitamos el rastreo en la navegación, aunque… lo más probable es que ninguna web de trackeo haga caso de tu pedido de privacidad.
Cookies: ¡mueran!
Las cookies son el rastro de migas de Hänsel y Gretel que se aplica para llegar a nosotras: permite saber qué páginas visitás y mucha otra información valiosa para invadirnos. A pesar de que muchas están cifradas, suponen un riesgo, así que iremos al apartado que se encuentra bajo la configuración de contenido e indicaremos al navegador cómo gestionar las cookies.
Allí podrás configurar cómo debe comportarse el navegador cuando las páginas intenten grabar cookies en nuestro disco. Lo mejor es no aceptar ninguna, pero eso podría hacer que ciertos servicios online no funcionen, por lo que si vas a querer usar alguno que las requiera, entonces limitá las cookies que acepta Chrome marcando la opción ‘Bloquear cookies de terceras’ y borrando las que están ya almacenadas en el navegador para que no se acumulen.
Para cerrar, dos pasos finales: deshabilitá los complementos, esto evita que una página pueda acceder a tu webcam y escuche tu micrófono. Por último, Google guarda todo tu historial de navegación: desactivalo para que no acopien tus datos. Esto puede hacerse desde ‘Actividad en la web y aplicaciones’ y viene activado por defecto.
Ahora que ya estamos seguras…
¡A divertirse!