Enterate de una app para amores, amantes, amistades y anonimatos que cuenta con 400 mil usuarias en Argentina.
No tengo idea de por qué, o sí, pero no justifico el prejuicio. Muchas personas creen que conocer gente a través de Internet es como de «segunda» mano, suelen mirar con desdén a quien sale o está por hacerlo con una persona que conoció a través de la red. Allá cuando el ICQ era el mensajero más utilizado (por cierto, mi número, por si alguien gusta agregarme, era 88910, aunque lo abro una vez al año) tenía una compañera de casa con la que nos la pasábamos conociendo gente a través de Internet. ICQ, Netmeeting, el nunca pasado de moda IRC y otras herramientas servían por demás a la hora de conocer gente con la que entablar alguna relación, tener sexo casual o compartir amistad.
Mi preferida era una sección de anuncios de MundoYerba (se llamaba Villa Cariño), grandioso sitio que formó parte de una forma de hacer web que por desgracia ya no existe. Estoy hablando de la Internet de los 90, algo muy viejo. Yo prestaba mucha atención a estas web, primero porque me gustaban, y segundo porque escribía en el único semanario irónico-satírico-político argentino y de habla hispana que había en esos días, y de allí salían grandes personajes. MundoYerba recolectaba textos, imágenes. Mucha gente tenía un sitio web en los 90 sólo porque quería. Era genial. Investigando para esta nota volví a encontrarlo con otro dominio, o al menos eso dicen ellas, ya haremos nota al respecto.
El asunto es que ICQ y Mundo Yerba, permitían entablar un contacto más creíble (en tiempos en que era raro tener webcam y más raro fotos digitales, salvo que tuvieras escáner, que no era habitual) y evitar el chasco, aunque más de una vez nos lo llevábamos. Pero junto con mi compañera de casa vivimos enormes aventuras, incluso ella conoció a quien luego fue su novia durante bastante tiempo por aquella vía.
[pullquote position=»right»]Las redes sociales y antisociales no son tan amigables para entablar relaciones (amorosas, amistosas ni sexuales)[/pullquote]
Actualmente las redes antisociales y las sociales también se prestan para eso, pero la facilidad con que invadimos a la otra persona suele provocar que, aunque la contraparte de la invitación esté interesada, el nivel de violencia en la forma del contacto (natural en la forma de comunicar de las redes antisociales) termina por desalentar el encuentro.
Es por esto, y porque hay una tendencia general a quedarnos enfrascadas en nuestras casas, han crecido tanto las plataformas de ofertas de contactos online. Sea para trabajo, amor, sexo, infidelidad o lo que gustes, tenés una red (o más). Últimamente este universo también está invadiendo los móviles (caso sexting por snapchat, es un ejemplo). El asunto es siempre cuántas usuarias hay de nuestra zona, pues si queremos encontrarnos con alguien de nuestra zona, de nada vale que un sitio tenga 50 millones de usuarias en Kuala Lumpur.
La app de la que te hablo hoy lleva «Tinder» por nombre y está disponible para iOS y Android. Tiene bemoles importantes: a penas la arrancás te pide iniciar sesión con Facebook y, al menos en la versión en que la probé, no te da otra alternativa. Promete no publicar nada en tu muro, pero ciertamente no inspira mucha confianza que lo primero que haga una aplicación sea pedirte TODA tu información (que es justamente lo que tenés en la red de Zuckerberg).
Pero lo interesante de esta app es la cantidad de usuarias, para nada despreciable en Argentina: 400.000 desde su lanzamiento. Para que te des una idea, otras redes -y muy importantes- no superan las 50.000 usuarias. Extrañamente Tinder se ha transformado en una aplicación favorita en muy poco tiempo sumando 10 millones de usuarias desde su lanzamiento en septiembre de 2012 a la fecha.
Claro que siempre podés crearte una cuenta de Facebook sólo para manejar este tipo de aplicaciones y utilidades. Este tipo de maniobras son interesantes cuando queremos acceder a contenidos (o probar virus y cuestiones similares) para los que necesitamos indefectiblemente este tipo de cuentas.
Tinder ofrece según sus creadoras más que una media naranja: según ellas las usuarias las utilizan para encuentros casuales, amistades o grupos de amigos según intereses comunes. El uso es muy simple: inicias sesión, te registrás y la app te va a mostrar qué otras usuarias están usando la misma aplicación cerca de donde te encuentres, si encuentra alguna conectada, te mostrará que lo está. Si encontrás a alguien que resulte de tu agrado, simplemente le das «me gusta» a su foto, si ella te responde con la misma actitud, entonces se abrirá un chat y recién en ese momento se develan las identidades.
De igual manera, y como siempre insistimos aquí: leé siempre qué información tuya va a utilizar esta app y qué permisos requiere.
Si estás de acuerdo, ¡divertite!
Dale una probadita.
¡Happy Hacking!