En la Grecia clásica el ocio era considerado el tiempo dedicado a reflexionar sobre la vida y otros tópicos importantes como las ciencias y la política. Para Aristóteles, además, el ocio era de vital importancia porque consideraba que sólo a través de él es que se podían alcanzar virtudes. Y es que el ocio se relacionaba directamente con la ausencia de trabajo útil y productivo, en donde la principal actividad consistía en la reflexión y meditación filosóficas.
A primera vista el concepto griego del ocio no nos sonará ajeno. Incluso podremos estar, en mayor o menor medida, de acuerdo. La dificultad proviene cuando observamos que las autoras actuales y estudiosas del tiempo libre (sí, las hay y son ramas fascinantes) diferencian los conceptos «tiempo libre», «ocio», «pasatiempo» y «recreación».
¿Qué es el tiempo libre en todo caso? ¿Es todo aquel tiempo que no dedicamos al trabajo? En ese caso, ¿las labores del hogar son tiempo libre? ¿Sólo el tiempo recreativo es tiempo libre? ¿El ocio es sinónimo de tiempo libre? Si para algunas personas su trabajo consiste en realizar actividades relacionadas con lo recreativo como correr, dibujar o pintar, ¿qué define su tiempo libre? Parece que la respuesta a esto último radica en la obligatoriedad de las actividades o la intención de remuneración económica. Aunque, como podremos ver, esto no se puede generalizar.
Analizar el tiempo libre y el ocio no será tan sencillo como una puede imaginarse. Esta área de estudio cobró mayor relevancia con la Revolución Industrial. Las marcadas jornadas laborales despertaron el interés por el tiempo en el que no se estaba laborando.
Aunque puede decirse que no hay un consenso generalizado para los conceptos «tiempo libre» y «ocio»; cada uno significa distintas cosas, incluso de una sociedad a otra. Se puede señalar que el tiempo libre será todo aquel que no esté dedicado al trabajo (esto incluye la búsqueda de trabajo, el trabajo en casa o ir al colegio). Eso sí, no es tiempo libre el que dedicamos a las necesidades básicas como bañarnos, comer o dormir. Hasta aquí parece no haber mayor problema.
Ahora bien, ¿el tiempo libre es lo mismo que el ocio? Parece que no. Distintas autoras señalan que el ocio es un tiempo libre en el que decidimos realizar algo placentero, eso que en inglés se designa como «leisure» y en castellano se relaciona más con el concepto «recreativo». Si bien el ocio vendría a ser prácticamente lo mismo, en América Latina el concepto «ocio» se asocia a actividades más bien perjudiciales. A esto podemos mencionar el refrán «el ocio es la madre de todos los vicios».
Rodrigo Elizalde en su libro «Horizontes latinoamericanos del ocio» sugiere lo siguiente:
¿Cuál será la razón de que se hable de recreación o tiempo libre y no de ocio? Creo que esto se debe a que la recreación representaba lo recomendable, y el ocio, en cambio, representaba lo prohibido y lo penalizado. Desde este punto de vista postulo que la recreación fue ideada, en la modernidad, como una herramienta para el mantenimiento del orden social, al ser tratada como un instrumento para la educación moral, con lo que se buscó higienizar y lograr así la profilaxis y eugenesia social. Desde esta perspectiva la recreación podría ser entendida como un dispositivo de control social del tiempo libre, esto es un dispositivo de control sociopolítico.
Para John Neulinger, que es considerada la madre de la psicología del ocio, señala el «Modelo de los tres factores del ocio»: Modelo económico, considera al ocio como tiempo libre; Modelo sociológico, que lo considera como una actividad; y el psicológico, como un estado mental.
De lo recreativo y los privilegios
En algunas sociedades el tiempo libre y el ocio son más bien privilegios. Históricamente también se debe reconocer que sectores de los pueblos y países no disfrutaban (o disfrutan) de lo que comúnmente conocemos como «tiempo libre». Por otro lado, muchas ciudades han crecido sin el interés de cuidar los espacios públicos para el ocio y la recreación. Es hasta hace relativamente poco que los discursos sobre la importancia de espacios públicos y áreas de recreación comenzaron a tomar fuerza.
Como varias autoras sugieren, no puede haber una lectura generalizada y universal sobre el ocio y el tiempo libre. En el mismo libro, Elizalde señala que lo llamado «recreativo» proviene de la medida que inició en Estados Unidos a finales del siglo XIX para frenar el surgimiento de males sociales como la delincuencia, el alcoholismo y otros problemas. Esto es, como se menciona arriba, una medida con fines de control social. Por otro lado al ocio y la recreación se les asocia como el inicio de otra actividad trascendente, sobre todo en las nuevas generaciones: el turismo.
Como podemos ver, estamos ante una interesante área que surge de algo tan «sencillo» como detenernos a pensar sobre el tiempo libre. Este brevísimo asomo nos abre la puerta a un fascinante tema que va mucho más allá de ser un planteamiento ocioso. Después de todo, el control del tiempo está en nuestras manos, aunque a veces parece no ser así con el culto a «estar ocupadas» que muchas personas padecen hoy en día.