Los accidentes y colisiones en general son algo terrible, siempre duelen, más todavía si el morbo nos hace pensar en gritos, en gente agonizando y cosas por el estilo. Con esto de Germanwings y la caja negra, tal vez te haya dado curiosidad y te preguntes de qué está hecha una caja negra, cómo funciona, de qué color es y esas cosas. Así que hoy te traigo un poquito de todo ese universo extraño que es el de la gente que vuela y el de las empresas que ponen una caja negra para terminar siempre culpando a la piloto (que por lo general muere en los accidentes) algo que es mucho más rentable que culpar a la aerolínea por gastar lo menos posible para obtener una mayor ganancia.
Las cajas negras son dispositivos que se usan mucho en transportes públicos, principalmente en aeronaves y en locomotoras, que son utilizados para registrar los instrumentos y las conversaciones en la cabina de los transportes que las equipan. Su función es almacenar datos que en caso de un accidente permitan analizar lo sucedido en los momentos previos a que suceda y con esto poder reconstruir la situación con el objetivo de determinar cómo sucedió y las responsabilidades del caso.
Estas cajas comenzaron a utilizarse allá por 1950, y aunque las conozcamos como «cajas negras» no puede determinarse fehacientemente el por qué de su nombre. Según la Wikipedia mayormente se da credibilidad a dos teorías. Una que sostiene que algunos prototipos de la RAF (fuerza aérea imperialista inglesa) estaban pintados de este color.
La segunda teoría viene de los sistemas y se basa en prototipos de cámaras oscuras que fueron implementados y que se comportan, desde el punto de vista de los sistemas, como cajas negras. Esto es una cuestión de concepto: una caja negra es un elemento estudiado desde el punto de vista de sus entradas y salidas independientemente de su funcionamiento. Es decir: no importa qué es lo que hace, sino qué recibe y qué sale.
Lo curioso de todo esto es que las cajas negras fueron negras durante una etapa de tiempo más bien menor. El negro no es un color que facilite la búsqueda, por lo que prontamente fueron pintadas de color naranja, con el objetivo de poder encontrarlas pronto.
Respecto de quién las inventó, te cuento que los orígenes de estos registradores datan específicamente de 1956 cuando un australiano llamado David Warren, preocupado por una seguidilla de accidentes a aéreos, planteó la necesidad de crear un dispositivo que fuera capaz de registrar los parámetros más importantes de un avión en vuelo.
Está compuesta de dos «subsistemas», uno es el FDR (grabador de datos de vuelo) y por otro el CVR (grabador de voces en la cabina) y por lo general las ubican en la parte de atrás del avión, que estadísticamente es donde menos daños se registran en estos accidentes. Esto sucede porque el avión tiene una tendencia a caer en picada.
Respecto de los materiales utilizados te cuento que son fabricadas con titanio, acero inoxidable y otros materiales hiper resistentes.
En la actualidad estas cajas incorporan memorias capaces de almacenar datos incluso durante años sin ningún tipo de alimentación. El aparato en cuestión graba de manera digital los últimos momentos (que van desde los 30 minutos a las 2 horas dependiendo del equipo) de todas las conversaciones en la cabina, sean estas de las pilotos o del sonido de ambiente, para lo que se instalan micrófonos en el panel superior. Estas grabaciones son comprimidas por tarjetas de circuito que procesan los datos y los comprimen, y que al mismo tiempo son blindadas con acero para protegerlas.
Desde hace poco tiempo las cajas incorporan un sistema de alimentación que permite al grabador seguir los registros de voces aún cuando se haya quedado sin energía.
Hace pocos meses un avión desapareció y se presume que fue a parar al fondo del mar y allí nos enteramos que estas cajas cuentan además con instrumentos que facilitan su localización (vaya a saber una por qué no incorporan instrumentos que nos la den, no que facilite ubicarlas, por ahí es la alegría de la búsqueda, no me queda claro). La señal que emiten estos aparatos es de un radio de alcance más bien limitado y durante un lapso de 30 días.
Imaginate que es un aparatito en el que hay que confiar. Primero porque no sólo reúne pruebas de lo sucedido, además es lo único que hay para saber qué pasó, algo no menor cuando estás sacando a una familiar descuartizada de entre unos hierros, tenés una amiga desaparecida y cuestiones igual de terribles. Es por esto que se hacen varias pruebas a cada una antes de considerarla operativa.
Prueba de Impacto
Con una pistola de gas se lanza la caja negra contra un gran bloque de aluminio. Si la caja supera esto, ha superado la fuerza máxima de 3.500 kilos.
Resistencia a la penetración
Esta es una prueba muy curiosa porque «apuñalan» el aparato. En realidad no se trata de un puñal, pero sí de una lanza de 225 kilos con puna de acero templado que se deja caer desde 3 metros de altura sobre la caja.
Aplastamiento estático
En esta prueba comprime la caja negra con 2,3 toneladas.
Inmersión a gran profundidad e ignifugación
En la primera se sumerge la caja en una cámara llena de agua marina a presión durante 24 horas. En la segunda se la somete a llamas de más de 1.100 °C.
En fin, unos pocos datos que a muchas nos gusta tener pero no podemos aplicar para sumar a nuestra biblioteca.
¡Happy Hacking!