A mi me sigue pareciendo ridículo, hipócrita y algo enfermo el hecho de que se acepte que la imagen de un porcentaje muy importante de la farándula ha sido retocada digitalmente y no digamos nada. Resulta ahora que de pronto se acepta que la imagen que intentan seguir millones de personas es falsa, se acepta una de las razones por las que se discrimina y sufre a diario… ¿no te parece cuando menos ridículo? A nadie se le aclara que las personas que están en la tapa de una revista, no son como se las ve, que son más viejas, más arrugadas, más peludas, menos bronceadas, menos suaves, más despeinadas, más caderonas, menos tetonas, y el sin fin de cosas que se aceptan.
Si bien la nota de hoy no va a servir para cambiar nada de eso, por lo menos podés darte cuenta vos, y contarle a quien quieras, mandarle esta nota o contarle directamente vos, es una forma de hacer justicia, pero no para mostrar que una mujer bellísima no es tan bellísima, sino para mostrar que eso que nos provocan seguir… no existe y no hay por qué seguirlo.
Se trata de tres formas muy simples que publicaremos en distintas entregas desde hoy.
1) Inspección visual
Tal vez pienses que quienes photoshopean imágenes son brillantes, pero realmente no es tan así, porque el potoshop tiene muchos problemas y siempre deja marcas. Lo principal es mirar y buscar ángulos, marcas de corte, sombras, lunares que se mueven o tienen formas extrañas.
A. Curvaturas y dobleces en las superficies
La curvatura o la flexión de la luz, cuando es natural, arrojan cosas increíbles como las lunas de sangre. Cuando no son naturales, nos encontramos con pifies verdaderamente horrendos que quitan verosimilitud a las imágenes, pero que no siempre notamos. Mirar el fondo de una foto con esta sospecha y ver si las luces son correctas, es una buena forma de saber si la foto ha sido retocada. En imagenes como la que usamos para ilustrar la nota notás cómo se ha retocado esta imagen de una forma alevosa, y de una manera verdaderamente torpe.
B. Cambios en las luces
Como todas sabemos, en las revistas se retoca de forma compulsiva, pero es una práctica que para nada es exclusiva de modelos. También los muebles se retocan (entre otras cosas). Para esto se utilizan distintos filtros o diversas técnicas como la edición de canales de color para lograr más oscuridad, brillantez, saturación o lo que se esté buscando. Aquí una imagen del gobierno coreano donde es más que notable el problema de las luces y la incoherencia entre la luz de las personas y el lugar donde quieren mostrar que están.
C. Pérdida de calidad
Existen muchas aficionadas al retoque fotográfico que no han tenido (ni buscado) el entrenamiento fundamental del ojo para reconocer la calidad de una imagen, y creen, producto de cosas como esa, que el resto tampoco va a notarlo, pero por las dudas, quitan calidad a una imagen para «tapar» con esa pérdida la inverosimilitud de su trabajo. Culpan entonces por su mal trabajo a la poca luz que había en el momento en que tomaron la foto o a la calidad de la cámara con que la tomaron, pero frente a eso te invito a sospechar: actualmente hasta los celulares tienen cámaras super poderosas que cuentan con flashes, modos nocturnos y un importante abanico de características destinado a aumentar la calidad de la foto. Algo como lo que sigue no es más que la huella de una mala editora fotográfica.
Más allá de lo obvia de la edición, vas a notar que la baja en la calidad de la imagen no es uniforme, y esa es la mejor forma de reconocer este tipo de trucos.
D. Un poco de sentido común
Si alguien tiene tres brazos, dos ombligos, si lleva una manija en la mano y cuestiones por el estilo estamos ante uno de los errores más habituales. Particularmente creo que es producto de la automatización del trabajo y de las pésimas condiciones en que se ejerce. Por ejemplo, para escribir una nota de Tribuna Hacker dedicamos tiempo no sólo a buscar y pensar la nota en cuestión, además corregimos, femineizamos, elegimos la fotografía, el destaque, y una batería de cosas que hacen que promedio una nota nos lleve unas 6 horas de trabajo desde que se empieza a hacer hasta que se publica. Seguramente en otros espacios la misma nota lleva 10 minutos y puede deberse a dos cosas (en líneas generales): la infraestructura del medio y la capacidad de la periodista son superiores a la nuestra o la calidad de la nota es muy menor, se trata de un refrito de otro medio.
La calidad lleva esfuerzo, pero también requiere condiciones: la infraestructura, una buena jefa, un buen entorno, un buen sueldo, carecemos de algunas características de esas, pero en cambio tenemos libertad y otras no las queremos. Pero cuando hay malas jefas, mal entorno y mal sueldo, entonces las notas no tienen lo que deben tener, porque a nadie le gusta trabajar bajo tortura. El resultado es un producto pobre.
No digo que Tribuna Hacker sea un gran diario y que la calidad sea superior a otros, para nada, pero eso tratamos.
Por lo que cuando en una campaña para la que alguien destina millones aparece una persona con tres manos, sólo pienso en una retocadora fotográfica mal paga y con poco tiempo para trabajar, algo muy propio de los medios.
Eso es todo por hoy, mañana la segunda parte de esta nota.