Plan millonario contra los pobres

Conectar Igualdad
Programación Vs. Producción ¿Por qué será que se regalan computadoras y no se enseña a programar?

Hace algunos años se está promoviendo fuertemente la formación masiva de programadores, hay mucha demanda insatisfecha en el mercado laboral, y muchos programas oficiales de capacitación en este área.

Recientemente, varios millonarios y famosos del ambiente de internet y la programación hicieron este video de propaganda:

Cuando se escucha a esos millonarios hay que pensar muy bien, es decir, hay que ser malpensado. Como decía mi bis abuela: «piensa mal, y acertarás».
El video es una gran falacia, un engaño mundial, forma parte del mismo plan al que pertenece el proyecto OLPC (llamado Conectar Igualdad en Argentina), y es propaganda de ese grupo de millonarios. ¿Qué es lo que quieren esos «filántropos»?

‘Programar’ es planificar una actividad en detalle, tan fácil y difícil como eso

‘Programar’ es planificar una actividad en detalle, tan fácil y difícil como eso, y hay que aprenderlo por los mismos motivos que hay que aprender a multiplicar y dividir (no a sumar que es intuitivo, ni a derivar que es prescindible). Pero programar es poco productivo en términos vitales, los programadores somos casi consumidores netos, por lo tanto tener muchos programadores les permite a los millonarios concentrar aún más el valor de la producción vital en pocas manos.
Este video va en la misma línea del proyecto OLPC/CI: los pobres antes solo sabían producir cosas que servían para sobrevivir (cultivar, criar, construir, edificar, sanar), aunque les servían como mano de obra barata, tendían a consumir un porcentaje de lo que ellos mismos producían sin que pase por los circuitos de comercio de los ricos. Actualmente los pobres ya no les sirven a los ricos ni siquiera como mano de obra cautiva para producir lo mismo que antes, porque cada vez más lo producen con máquinas y muy pocos operarios. Por ejemplo, en mi pueblo (cuando era pueblo, no ciudad) la mayoría de la población era inmigrante, y aunque fue un pueblo próspero, con tren e industrias y comercio, las casas tenían huerta y gallinero.

 

Mi abuelo era maestro, militar retirado, empleado inmobilitario, radio aficionado y aficionado a la electrónica, supervisó la puesta en marcha de la primer computadora de la empresa Rigolleau (una computadora de válvulas que ocupaba una habitación), de joven pasó por épocas dificiles pero despues le fue bien, sin embargo construía sus propias radios y tuvo huerta en su patio mientras la edad se lo permitió. Ahí estuvo germen cada vez más perdido de la verdadera soberanía alimentaria, y eso es sumamente inconveniente para los millonarios.

Lo que necesitan los millonarios, los del video y sus socios (son todos socios, todos dueños de múltiples paquetes de acciones de todo tipo de industrias), es que los pobres se dediquen a desarrollar artefactos para que los millonarios produzcan las cosas vitales que luego les venderán en los supermercados.

Necesitan que cada vez los pobres (esto incluye a las clases medias, que son las que pueden desarrollar y consumir) consuman menos cosas producidas por sí mismos o adquiridas directamente a otros productores.

 

Los millonarios producen con máquinas automáticas cada vez más cosas vitales y tienen cada vez más consumidores netos, los pobres consumen de los supermercados cada vez más cosas vitales compradas a los ricos y no producidas por sí mismos ni por otros productores a la par suyo, pero los pobres DESARROLLAN más maquinaria de producción para los ricos. Desarrollan, diseñan y programan, pero NI SIQUIERA producen esa maquinaria, por eso no son suyas sino de los millonarios dueños de las fábricas y de los campos.

Todo el mundo tiene que aprender a programar, pero NO para ser programadadores, sino para ser agricultores, albañiles, chacareros

Todo el mundo tiene que aprender a programar, como aprende a multiplicar y dividir, analizar la sintaxis de una oración, la composición celular, la geografía y la historia de su nación. Conocer, para poder elegir. Pero NO para ser programadores, sino para ser agricultores, albañiles, chacareros, artistas, médicos, deportistas!

Algunos que no quieran hacer otra cosa más que programar todo el día (o probablemente toda la noche) serían programadores profesionales. Pero no porque sea «la profesión del futuro» ni del presente, sino por vocación.
De Marx para acá, y por más que hablen «de un futuro brillante», realmente nada nuevo bajo el sol.

 

Circula por las redes sociales una frase que también puede ser falaz si se la toma literalmente, pero su significado es muy importante y dice algo así: «algún día vas a necesitar un abogado, algún día vas a necesitar un arquitecto, un contador, un programador (podríamos añadir), pero todos los días, cuatro veces al día, vas a necesitar un agricultor». Si hacemos lo que ellos dicen en el video, algún día la frase terminará diciendo «un millonario». Acaso sería mejor aconsejarle a los jóvenes que, si pueden elegir, aprendan a programar algo más que un «Hola mundo», pero se conviertan en programadores (como cualquier otra elección) solo si les resulta irresistiblemente apasionante.

*Tener muchos programadores es una excelente manera de evitar que la gente piense mucho en otras cosas.

Y otro detalle a tener en cuenta: programar dificulta el divague intelectual, mientras estás cosechando podés pensar en los pajaritos, mientras estas levantando una pared podés pensar en lo que dijo tu vecina, mientras estas pintando podés pensar en lo que hacen tus hijos, mientras pulís un mueble podes pensar la letra de una canción. Mientras estás programando solo podés pensar en las instrucciones del programa.

 

Programar requiere concentración y dedicación mental casi exclusiva, es interesante ejercicio intelectual, pero también es psíquicamente agobiante, por eso en el video ves oficinas de programadores donde les permiten jugar al ping pong, andar en patineta y tocar música, para despejarse. Tener muchos programadores es una excelente manera de evitar que la gente piense mucho en otras cosas.

Nos han convencido durante décadas que menos trabajo manual y más trabajo intelectual traería mayor confort y bienestar, pero a veces eso equivale a poner cerebros a producir como si fuesen máquinas.

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